Tuve el inmenso honor, y la dicha, de verte en tu último paso por aquí, tu amada Buenos Aires. Me quedé sin palabras frente a tu mirada franca y tu voz, apenas audible.
Me dejaste, como a todos, la inmensa dimensión de tu palabra. La SEÑORA, seguro te seguirá visitando como lo hizo en este bello caso:
GOTAN
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el olaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté,
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por última vez.
martes, 11 de marzo de 2014
LA TRISTEZA DE LA PARTIDA DEL MAESTRO JUAN GELMAN
Encuentro en la UNSAM, taller de lectura de poesía Paco Urondo, agosto 2013
Publicado por Leonor Farías en 13:33
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